Con vocación de futuro
“Mayo, el musical” lleva a escena hechos históricos combinados con los episodios de un amor prohibido.
Beatriz Molinari
La dupla creativa que integran el director Hernán Espinosa y el compositor Fernando Israilevich propone un ejercicio de memoria colectiva, asociado a una historia romántica de ficción.Mayo, el musical narra el amor prohibido entre Esmeralda, hija de españoles, y Lorenzo, criollo de ideas revolucionarias. La historia se estructura en escenas breves, separadas por un apagón. Hay economía de escenografía y el vestuario remite a la época. Mayo equilibra lo visual con la fuerza de la música. Elegir una historia de amor permite armar un eje sólido, ilustrado por apuntes políticos y sociales. Esmeralda abuela cuenta a su nieta aquel amor de 1810 y la alecciona para seguir los deseos del corazón antes que los mandatos de la familia.
Camila Taleisnik y Guillermo Easdale tienen buena química, y manejan mejor los pasajes emotivos y románticos, que los que implican una galería de matices entre la confesión y la ira. La pareja mantiene la comunicación con la platea gracias a sus voces. Ese día vendrá es un tema poderoso en el que se luce el actor.
La obra suma dos protagonistas: Ulises Camargo (Ángel) y Tamara Godoy (Catalina). Camargo se destaca por la elocuencia de sus gestos en el solo Dime por qué. Como esposo de Esmeralda, no comprende por qué ella no es feliz. Tampoco supone la traición de su amigo Lorenzo. En tanto Godoy, como la despechada Catalina, llena el escenario. La cantante tiene talento y presencia cuando aborda su canción, Tú vas a amarme.
Hay en Mayo una musicalidad contemporánea, cercana al registro melódico popular. En algunos pasajes, las frases recuerdan a temas de Ricky Martin o el Paz Martínez. No molesta la convivencia de ese modo de decir el amor con los pasajes folklóricos y la impronta sinfónica que Israilevich otorga a la historia. En una cuerda vecina a la ópera, se escucha un cuarteto en una escena lograda, la de Amantes.
La estampa de época aparece en el malambo (la Pulpería) y el minué (la Tertulia), coreografiados por Cecilia Dericia y Gustavo Leymon. La puesta de Espinosa podría mover menos la escenografía y evitar los apagones. Aprovecharía mejor la escenografía con recursos contemporáneos. Estas posibilidades se vislumbran en las escenas paralelas de la iglesia y la muerte de Mamina (buen desempeño de Romina Scalisi).
Mayo abre puertas a la producción del género en Córdoba. Costoso, complejo y siempre mirando hacia Broadway, parece imposible adaptarlo a la sensibilidad y el público local. Espinosa-Israilevich vienen trabajando desde hace ocho años en esta vocación. Las horas de escenario, sudor y lágrimas comienzan a dar frutos.
Mayo, el musical
Musical
Calificación: Muy bueno
Dirección: Hernán Espinosa. Música: Fernando Israilevich. Coreografía: Cecilia Dericia y G. Leymon. Jueves, viernes, sábado, a las 22; domingo, a las 20. Repite del 15 al 18 en Ciudad de las Artes. Entrada general: $ 53.
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